jueves, 26 de enero de 2012

Capitulo 8: El Amor No Entiende de Razones

El irritante sonido que emite el despertador de mi mesilla hizo que despertara del duce y agradable sueño que estaba viviendo en mi mente. Torpemente levante mi mano derecha mientras la dejaba caer sobre la mesilla con la intención de atinar y apagar aquel irritante sonido. Una vez conseguí mi objetivo, me levante de la cama y me dirigí con paso lento al baño, intentando no dormirme por el camino.
Decidí recoger mi pelo en una cola bastante alta, me dirigí al armario, y de este saque unos pitillos, acompañado de una sudadera beige con letras rosas. Ate unas converse de color rosa palo en cada uno de mis pies y salí de mi habitación, con la intención de dirigirme a la cocina.
-Diría buenos días, pero la expresión de tu cara me dice que para ti no son tan buenos. –Justin estaba sentado en una de las sillas que hay en la cocina mientras desayunaba unas tostadas con mermelada sobre la mesa. Este sonreía e hice el amago de sonreír, pero a cambio hice una extraña mueca con mis labios, lo que hizo que Justin carcajeara.
-¿Qué quieres? Estamos a lunes y encima toca instituto, son las siete y media de la mañana y parezco un muerto viviente, ¿debería de ser un buen día? –Le conteste de una manera bastante desagradable, hasta yo me di cuenta de mi error, pero últimamente no tengo buenos despertares.
- Fiera tranquila, no me comas. –Me acerque a Justin, el cual miraba sus tostadas con tal de no mirarme a la cara, genial, acabo de levantarme y ya he metido la pata.
-Oye… lo siento, no quería contestarte de esa manera, pero solo con pensar en que hoy tengo que ver la cara de pederasta del profesor Brandon, se me quitan las ganas de todo. –Escuche como Justin rió ante mi comentario y me uní a su risa, me senté a su lado y apoye mis codos en la superficie de la mesa, para después apoyar mi cabeza en mis manos, y sin darme cuenta, quede embobada viendo como Justin desayunaba.
-¿Piensas desayunar o prefieres seguir contemplándome? Ya sé que estoy muy bueno pero me vas a desgastar con la mirada. –Las palabras de Justin hicieron que volviera a la Tierra, mientras notaba como mis mejillas se ruborizaban.
-Idiota. –Dije mientras golpeaba suavemente su hombro derecho. Justin se levanto de la silla y se dirigió al microondas, lo abrió y de este saco un vaso de leche, aun caliente, volvió a dirigirse a su sitio, dejando el vaso de leche enfrente de mí, junto con algunas tostadas.- ¿Me has preparado el desayuno? –Estaba asombrada, verdaderamente asombrada, aunque parezca algo insignificante que te preparen el desayuno, para mí es un detalle precioso, sobre todo si viene de Justin.
-Bueno… he pensado que te levantarías tarde y tardarías mucho en preparártelo tú y bueno… total por calentar un vaso de leche más no pasa nada, ¿no? –Su voz sonaba nerviosa, y mientras hablaba dirigió su mano derecha hasta su nuca. Sonreí tiernamente y bebí lo más rápido que pude mi vaso de leche, mientras masticaba mis tostadas.
-¿Vienes conmigo? –Pregunto Justin, nos encontrábamos justamente enfrente de la puerta de su garaje, dispuestos a marcharnos.
-Sí, lo más seguro es que Stefany y Destiny se hayan marchado sin mí, no las llame anoche para quedar e irnos juntas. –Conteste.
-Guay. –Justin me mostro una de sus sonrisas torcidas, casi muero, pero aguante. Presionó un botón de un pequeño control remoto, abriéndose así la puerta del garaje. Tras aquella puerta, se encontraba guardada una moto bastante grande, de color negro, preciosa. Daba la impresión de que era nueva, eso, o Justin la conservaba bastante bien.
-Guau. –Estaba embobada contemplando aquella moto, la tapicería era preciosa y poseía un brillo deslumbrador- No sabía que la tenias. –Esto último lo dije mientras lo miraba a sus preciosos ojos miel.
-La tengo desde hace bastante tiempo, solo la saco en ocasiones especiales. –Contesto.
-¿Ir al instituto es una ocasión especial? –Pregunte burlona.
-Claro, te llevo en ella. –Y dicho esto me guiño su ojo derecho, mientras se dirigía a la moto sonriendo. Me quede en una especie de estado de shock, este chico es increíble. Se monto sobre el negro asiento de la moto y la arranco, haciendo el típico ruido que suelen hacer los motores de las motos al arrancarse- ¿No te montas? –Pregunto burlón. Negué rápidamente con mi cabeza, saliendo así de mi trance y me dirigí hacia la moto, donde se encontraba Justin- Ten cuidado, apoya el pie ahí. –Señalo- Y ahora te impulsas. –Así hice, y en menos de cero coma, ya estaba sentada en aquel blando asiento- Siéntete orgullosa, vas a ir montada sobre mi churri. –No pude reprimir una pequeña risita al escuchar semejante nombre.
-¿Le pones nombre a tu moto? –Pregunte intentando no estallar en carcajadas.
-¿Algún problema? Nena, estas montada en una moto harley davidson modelo 883, me es imposible no ponerle nombre a esta preciosidad. –No dije nada, más bien no sabía que decir, este chico me deja sin palabras.
Salimos del garaje montados en su ``churri´´ y Justin volvió a cerrar la puerta de este con el mismo control remoto, giro el manillar, volviendo a hacer el mismo ruido con el motor que antes, próximo destino: instituto.
-Agárrate fuerte nena, esto se va a mover mucho. –El tono de voz que usaba ahora era… como decirlo, ¿seductor? Si seductor, y no me desagradaba en absoluto.
-¿A dónde me agarro? –La respuesta era más que obvia, pero me gusta hacerme pasar por inocente.
-Claramente a mi nena. –Un escalofrío recorría mi cuerpo cada vez que me llamaba así, me gusta.
Pase mis manos tímidamente por su cintura, acerque mi cuerpo a su espalda lentamente sin dejar ningún espacio intermedio, apoye mi cabeza en esta, mientras la fría brisa acariciaba mis mejillas dulcemente. Sentía una extraña sensación recorrer mi cuerpo, más bien, sentía pequeñas mariposillas revolotear por mi barriga, de un lado a otro, sin dejar ningún rincón por ver. Todo esto es extraño, bastante. Mi mente nunca ha tenido la capacidad suficiente de visualizar un mundo en el que Justin y yo somos compatibles, donde no existe el odio ni el rencor entre nosotros, donde sencillamente, nos comprendemos. Parece cosa del destino, ya que lo que mi mente nunca ha podido imaginar, lo estoy viviendo en mi misma piel.
Pasamos por un bache, lo que hizo que por inercia, apretara mis brazos situados en la cintura de Justin, pegando aun más mi cuerpo contra su espalda, sintiéndome segura.
-¿Estás bien? –Pregunto mirando por el espejo retrovisor. Levante mi cabeza, y asentí mirando por este. Justin sonrió y volvió a dirigir su mirada hacia la carretera.
Aun no entiendo como el señor Brandon no se duerme dando clase, ¿es posible hablar tan lento y al mismo tiempo avanzar tan rápido? Suspire. Al llegar al instituto, la mitad de la gente nos miro sorprendidos, por no decir todo el mundo. Destiny y Stefany me miraban incrédulas, por lo cual tuve que perder bastante tiempo en explicarles todo paso a paso, detalle a detalle. Gracias a Dios que las miradas no matan, porque si así fuera, no estaría aquí para contarlo, ya que algunas chicas parecían lanzar rayos laser con sus ojos contra mí. Dirigí mi mirada hacia mi izquierda, Destiny jugaba con sus bolígrafos, parecía muy entretenida. Mire hacia delante y vi a Stefany hablando con Bill en las ocasiones que el señor Brandon escribía a saber que en la pizarra. Vi caer algo sobre mi mesa, una nota. Mire hacia atrás y me tope con esos ojos que me hechizan, con esos ojos que hacen que pierda la noción del tiempo, con esos inconfundibles ojos miel. Sonreí y abrí la nota cuidadosamente, procurando que el señor Brandon no me pillara.
-Como veo que te aburres y yo también es el momento ideal para hablar por notas.-Reí para mis adentros, este chico parece leerme la mente.
-Tienes razón, ¿sabes? No puedo mirarle fijamente a los ojos, parece que me desnuda con la mirada y me da un asco que ni te imaginas. –Doble la nota varias veces y disimuladamente la lance hacia atrás, asegurándome de que el profesor no me viera y la nota llegara a la mesa de Justin.
Pude escuchar unas pequeñas risitas provenientes de Justin, supongo que por mi comentario en la nota. Abrí mi libreta, fingiendo estar escribiendo algo en ella. Jamás me he llegado a aburrir tanto en una clase, pero las clases de biología del señor Brandon superan los límites permitidos de aburrimiento.
-¿Verdad señorita Wilson? –La ruda voz del señor Brandon captó mi atención, ¿qué me ha preguntado? Todas las miradas estaban fijas en mí, esperando una respuesta. Mire a Destiny, con la esperanza de que me dijera alguna pista sobre la respuesta, pero incluso se encontraba más perdida que yo. No me queda otra, y hare caso a mi instinto estudiantil.
-Sí. –Conteste nerviosa y en voz alta. Escuche numerosas risas tras mi respuesta, fruncí el ceño, ¿qué es tan gracioso?
-Con que los tigres tienen plumas según usted, ¿no? –Sentí como mis mejillas comenzaban a coger color, las risas no cesaban, y con razón, yo también reiría si no fuera mi caso- ¡Silencio! –Grito el profesor, y dicho aquello, no se volvió a escuchar ningún comentario ni risa en todo lo que quedo de clase.
Guarde mis libros en mi taquilla, mientras me preparaba para marcharme a casa. Odio los lunes, aparte de ser el primer día de semana, es el día que te recuerda que falta una eternidad para que vuelva a ser sábado. Suspire y cerré mi taquilla, metiendo en ella la clave correcta. Gire mi cuerpo quedando cara a cara con alguien. Di un grito ahogado mientras pegaba mi espalda a la taquilla, pero cuando vi de quien se trataba, me tranquilice.
-Me has asustado Mike. –Mike es el intelectual de clase, es alto y moreno, sus ojos son verdes, como los míos, solo que los suyos son más oscuros. A pesar de que sus notas no bajen del nueve, Mike es el tipo de chico rebelde y al mismo tiempo tierno, el cual siempre lo vas a tener a tu disposición.
-Lo siento, pero necesito hablar contigo Mía, necesito tu ayuda. –Agacho su mirada, quedando fija en sus zapatos, ¿mi ayuda? Qué extraño.
-¿Qué ocurre Mike? Es la primera vez que me pides ayuda. –Alzo la vista, quedando fija en mis ojos, sus ojos son profundos, pero nada comparados con los de Justin.
-Veras… -Su voz sonaba nerviosa, bastante. Llevo su mano hacia su nuca y almaceno aire en sus pulmones, para luego expulsarlo lentamente- Mía, llevo enamorado de Destiny desde… he perdido la cuenta del tiempo que llevo soñando con el día en el que pueda tocar sus labios con los míos, o sencillamente, rozarlos. Necesito tu ayuda, necesito saber si Destiny está enamorada de otro o no, necesito saber si tengo esperanzas, esperanzas de que algún día estemos juntos, esperanzas de poder decirle te quiero sin miedo, esperanzas, de sencillamente, luchar por ella. –Aquellas palabras, a pesar de no estar dirigidas para mí, me llegaron al corazón, haciendo que fugazmente, la imagen de Justin viniera a mi mente, mostrándome esa sonrisa tan peculiar, que por mucho que intentes, nunca podrás imitar.
-Mike, dalo por hecho, te ayudare en todo lo que pueda. –Sonreí. Al igual que Mike.
-Gracias Mía, gracias en serio, no sé como agradecértelo, acabas de hacerme el chico más feliz del mundo, gracias. –Se acerco a mí, abrazándome tiernamente, mientras apoyaba su cabeza en mi hombro derecho. Di unas cuantas palmadas en su espalda y se alejo de mí, sonriendo como un niño pequeño.
Gire hacia mi derecha, dirigiéndome a la salida, cuando vi a Justin, parado como un pasmarote mientras me miraba seriamente. Negó lentamente con su cabeza y dio media vuelta, dirigiéndose con paso rápido a la salida. Corrí tras él, agarrándolo así del brazo, pero este se zafo de mi agarre y siguió caminando.
-¡Eh! ¡Justin! ¡Mírame! ¡Justin por favor! –Me interpuse en su camino, impidiéndole el paso, no le quedo más remedio que pararse- ¿Puedes explicarme que te ocurre?
-Nada. –Contesto secamente. Intento seguir caminando, pero lo impedí.
-¿Nada? ¡Nada! Justin, entonces porque te comportas así, ¿eh? –No entiendo nada, ¿esta así por un simple abrazo?
-No me comporto de ninguna manera. –Agarro mi brazo delicadamente y me aparto de su camino, pero aun así fui rápida y volví a interponerme en el- Eres cabezota ¿eh?
-No sabes cuánto, ¿y sabes qué? Ya sé que es lo que te ocurre. –Mi voz sobaba segura, bastante, y es que tengo toda la razón.
-¿A sí? –Se cruzo de brazos y elevo su ceja derecha- Muy bien, haber doña sabionda, ¿qué me ocurre?
-Lo que te ocurre, es que estás celoso. –Remarque la última palabra. Justin rió irónicamente y dio una vuelta sobre sí, mientras miraba incrédulo.
-¿Yo? ¿Celoso? Venga ya por favor, que tontería más grande. –Ahora fui yo la que se cruzo de brazos mientras lo miraba a los ojos, fijamente, en ellos veía reflejado toda la verdad, y es que sus ojos me daban la razón, diciéndome que estaba celoso, celoso de un abrazo.
-Si no estás celoso, ¿por qué te comportas de este modo? –No dijo nada, tan solo miraba mis ojos, fijamente. No hicieron falta palabras, ya que su mirada me lo decía todo, contestando a todas mis preguntas.
Se marcho, sin decir nada, y esta vez no se lo impedí. Me siento extraña, extraña por los celos de Justin. Cuando una persona tiene celos, solo puede significar una cosa, una cosa la cual, me da miedo pensar, ya que no quiero hacerme ilusiones, saltar desde el rascacielos, para después descubrir que el paracaídas esta estropeado y no tener nada que hacer. No quiero sacar conclusiones precipitadas de algo lo cual no estoy segura. Justin es como una caja de sorpresas, un día es de una forma, al otro es de otra distinta, y es que con él, todo son emociones fuertes, como una montaña rusa.
Legue a casa, acompañada de Destiny. Entre, Pattie estaba en la cocina, mire a ambos lados, ni rastro de Justin. Suspire.
La tarde paso rápida, demasiado, cuando quise darme cuenta, estábamos cenando, entre un incómodo silencio. Justin apenas dirigió su mirada hacia mí, y Pattie, por más que intentaba descifrar que era lo que ocurría, no consiguió su objetivo.
Terminamos de cenar, y a pesar de ser las nueve de la noche, me dirigí a mi habitación, colocándome así el pijama, y adentrándome en la cama. Dando rienda suelta a mis pensamientos, los cuales intentaba ordenar, pero se resistían. Escuche como la puerta de mi habitación se abría lentamente, no sabía qué hacer, así que seguí mi instinto, haciéndome la dormida.
NARRA JUSTIN:
No entiendo que es lo que me ocurre, porque siento esta rabia en mi cuerpo y estas ganas de partirle la cara a ese tipo. Me he pasado, lo sé, pero mi orgullo es superior a cualquier otro sentimiento, por lo cual no reconoceré lo ya hecho, no reconoceré que estoy celoso.
Involuntariamente, como un imán, me dirigí a la habitación de Mía, abriendo cautelosamente la puerta de esta. La cerré a mi paso y me adentre en la habitación, la cual, a pesar de la oscuridad que abundaba en ella, la tenue luz que entraba por la ventana gracias a la Luna, me permitían ver lo suficiente, me permitían ver a la persona que me está cambiando, a la persona que en este preciso instante, se encuentra durmiendo como un ángel venido del cielo, mi ángel. Me dirigí a la cama lentamente, con la sutileza suficiente para no hacer el mínimo ruido y despertarla. Me senté lentamente sobre el filo de la cama, quedando a mi vista su precioso rostro. Lo acaricie suavemente con las yemas de mis dedos, mientras inconscientemente, sonreía.
-Lo siento. –Susurre- Soy un gilipollas, siempre la estoy cagando, cuando lo único que intento, es acercarme a ti, adentrarme en tu vida, ser parte de ella. No puedo estar separado de ti más de cinco minutos, porque es entonces, cuando mi cuerpo actúa por sí solo, cuando mi cuerpo te busca, y no descansa hasta encontrarte, pero no es solo mi cuerpo, es mi corazón, él es quien ordena a mi cuerpo que te busque, que te abrace, e incluso que te bese. Pero una vocecita retumba en mi cabeza, diciéndome que si lo hago, te perderé, te perderé para siempre, ¿pero sabes qué? No le hago caso, porque durante todos estos años, he seguido siempre a aquella vocecita que me decía que te buscara para pelearme contigo, que te buscara para hacerte enfadar y llorar, y para luego, sentirme como un imbécil, porque esto que siento no es de ahora, esto que siento es de antes, de mucho antes, pero tenía tanto miedo, que invente esta coraza con la esperanza de olvidarte, con la esperanza de que todo fuera pasajero, pero no, esto que siento, no lo puede impedir mi orgullo ni lo puede impedir nadie, porque esto que siento, es verdadero, es algo tan mágico y especial, que me llena, que me llena hasta tal punto, que lo único que necesito para sobrevivir, es tenerte cerca, cerca de mí. Es de locos que te hable cuando duermes, pero de algún modo, siento que me escuchas, siento que escuchas todo lo que digo y con eso, me basta para tener mi conciencia tranquila y ser feliz. –Acerque lentamente mi rostro hacia el suyo, y tímidamente, bese la comisura de sus labios, sintiendo, que toque el cielo con mis propias manos- Te quiero. –Susurre estando aun cerca de sus labios. Y dicho esto, me levante con suma delicadeza de la cama, dirigiéndome hasta la puerta, siendo alumbrado por la tenue luz de la Luna, la cual, me ha estado acompañando y guiando en mis palabras. Salí de la habitación cerrando la puerta, no sin antes, ver a mi ángel por última vez.

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