martes, 17 de enero de 2012

Capitulo 6: El Amor No Entiende De Razones

Estaba hablando con Justin por teléfono, cuando alguien golpeo mi mano, haciendo que el móvil cayera al suelo y cada pieza de este quedara esparcida por todo el oscuro callejón. Mi cuerpo volvió a temblar, y sentí como la sangre que circulaba por mis venas se congelaba. Mi respiración aceleró, mis manos comenzaron a sudar y mis ojos volvieron a cristalizarse. Sentí como agarraban fuertemente mis muñecas y me empotraban contra la pared. Joss me miraba furioso, mostraba sus dientes como si de un animal salvaje se tratara, y estuviera a punto de devorar a su presa, respiraba agitadamente, a causa de la ira que recorría su cuerpo. Trague saliva sonoramente y note como una lagrima, volvía a recorrer el mismo recorrido de hace apenas minutos.
-Joss por favor… -Intente hablar, pero fue inútil, como suponía, no dejo que acabara mi frase.
-¡CALLATE! –Grito, jamás pensé que Joss pudiera tratarme de esta manera, es más, jamás pensé que pudiera pasarme algo así, y menos con Joss- Eres una nena mala –Su voz parecía la de un psicópata, jamás he llegado a sentir tanto miedo recorrer mi cuerpo y lo que más me sorprende, es que este miedo, lo ha producido Joss- ¿Y sabes que les pasa a las nenas malas? –Dirigió su mirada hacia mis ojos, veía borroso a causa de mis lágrimas. No dije nada, no me atrevía a decir nada, más bien, no podía articular palabra- ¡CONTESTAME! –Me sobresalte y negué rápidamente con mi cabeza. Joss sonrió malvadamente y apretó aun más mis muñecas. Acerco su rostro al mío y dirigió su boca hacia mi oído, susurrando en este- Hay que castigarlas.
Sus palabras hicieron que millones de lágrimas salieran de mis ojos, rápido, muy rápido, como si huyeran de algo. Joss se alejo de mí, soltando así mis muñecas, no entiendo el porqué, pero doy gracias a ello. Dirigió su mano hasta su bolsillo trasero, sacando de este algo, lo cual no pude ver bien. Mis ojos se abrieron como platos al observar lo que Joss poseía en sus manos. Sentí un fuerte dolor de barriga, acompañado de un pequeño mareo y nauseas; lágrimas y más lágrimas se perdían en el frío suelo de aquel callejón, algunas conseguían terminar el trayecto y acabar en mi barbilla, otras, no tenían tanta suerte. Joss abrió la navaja que poseía en su mano y deslizo su dedo índice por ella, lo dejo posado sobre el filo de esta y nuestras miradas se encontraron.
-Es una pena que una chica como tú, acabe de esta forma. -¿De esta forma? ¿A qué se refiere? No irá a… Oh Dios mío, por favor ayúdame, te lo ruego, no me abandones, por favor.
-Joss por favor no cometas ninguna locura, algo de lo que te arrepentirás más tarde, piénsalo bien, ¿enserio? ¿Enserio vas a hacer esto, por no querer hacerlo? Joss no tiene ningún sentido que…
-¡CALLATE! –Me interrumpió- No sabes nada, ¡NADA! Sobre mí, ¿arrepentirme? ¿De qué? ¿De poder librarme de ti? ¿De acostarme con quien se me pegue la gana? –Rió irónicamente- Mía, Mía, Mía… Que ingenua puedes llegar a ser, ¿sabes? Te contare un secreto, total, de aquí tú –Resalto la última palabra- No sales viva.
¿Enserio voy a acabar de esta manera? ¿Mi vida acaba aquí? Mis lágrimas no cesaban, y yo no hacía nada para poder evitarlas. Parece que aquí acaba todo, no podre cumplir mis sueños, no podre conocer al hombre de mi vida, no podre formar una familia, no podre tener hijos, no podre envejecer y ser abuela, no podre ver a mis nietos correr por el jardín, no podre construir una vida.
-He perdido la cuenta de las veces en las que me he acostado con otras, tú y tus escusas, estoy arto, pareces una cría de preescolar, ¿y sabes qué? Eso no es lo único, no vas a ser la primera, a la que le voy a arrebatar la vida con mis propias manos, no sabes ¡nada! Absolutamente nada de mis trapicheos. –Estaba en estado de shock, ¿no voy a ser la primera? Eso quiere decir que… Oh Dios mío, ¿de quién he estado enamorada durante todo este tiempo?
Joss fue acercándose hacia mí, señalándome con la navaja. No tenia escapatoria, estaba perdida, hasta aquí a llegado todo, adiós.
Cerré mis ojos fuertemente, pero aquello, no impedían que las lagrimas cesaran. Gire mi cabeza hacia la derecha, manteniendo mis ojos cerrados, aun no termino de creerlo, es todo tan irreal. Podía escuchar los pasos de Joss acercándose, retumbaban por todo el callejón. Sentí la respiración de Joss sobre mi cara, estaba acariciando mi cuello con el filo de la navaja y miles de escalofríos recorrían mi cuerpo sin pausa. Cuando Joss estaba preparado para hincarme la navaja y yo estaba a punto de despedirme de la vida, deje de percatar el calor que desprendía el cuerpo de Joss al estar tan cerca de mí y escuche un fuerte estruendo. Abrí mis ojos de par en par y pude visualizar a Joss en el suelo, sobre él, se encontraba un chico propinándole multitud de puñetazos en la cara. Dicho chico poseía una negra cazadora de cuero, unos pantalones tejanos y unas supras negras. No podía abrir más mi boca y, si era posible, más lágrimas aun se deslizaban por mis mejillas, pero ahora, eran lágrimas de alegría. Justin estaba sobre Joss, parecía fuera de control, como si sus manos actuaran por si solas. Mi vida ha cambiado demasiado, siempre la he comparado con historias de cuento. Yo era la princesa, con una vida de ensueño, padres perfectos y notas excelentes. Joss, mi apuesto príncipe, el chico que siempre hace suspirar a las demás damiselas. Y por último, Justin, el horrible y despiadado ogro que siempre lo estropeaba todo. Parece ser, que mi historia ha cambiado, mi apuesto príncipe, se ha convertido en el horrible y despiadado ogro sin corazón, y ahora Justin, ha pasado a ser el apuesto príncipe de mi historia, el apuesto príncipe que acaba de salvarme la vida y no sé como podre agradecérselo. Justin seguía sobre Joss, pero este hizo un movimiento demasiado rápido, quedándose así sobre Justin y propinándole puñetazos. Di un grito ahogado al ver la escena, observe el suelo y pude ver la navaja a mis pies. No lo pensé ni tan siquiera una vez y corrí hasta Joss, subiéndome a su espalda y golpeando esta con mis puños cerrados. Este se levantó y quede colgada de su espalda, hizo un movimiento demasiado brusco, haciéndome caer al suelo de espaldas y dándome un fuerte golpe en la cabeza.
Me encontraba acostada sobre el frío suelo, veía todo borroso a causa del golpe y un fuerte dolor inundaba la parte posterior de mi cabeza, juraría que escuche a Justin decir unas cuantas palabras, pero no pude escuchar bien que era lo que decía. Me puse en pie como pude y me lleve las manos a la cabeza, me encontraba mareada. Pestañeé varias veces y mis ojos pudieron captar a Joss en el suelo, con un ojo morado y sangre por toda la cara. Estaba retorciéndose de dolor sobre el suelo, ya que Justin, estaba dándole multitud de patadas en su costado. No sé porque lo hice, pero me acerque a Justin y lo abrace, fuerte, muy fuerte, para que parase, porque si seguía así, iba a matarlo.
-Justin por favor para. –Solloce- No merece la pena que sigas, acabaras matándolo, y lo único que conseguirás, será perder el tiempo. –Lágrimas y más lágrimas volvieron a salir sin permiso de mis ojos. Justin me miro fijamente y me devolvió el abrazo el doble o triple de fuerte.
Se separo de mí y miro a Joss con rabia, ira, furia, y sobre todo, asco.
-Dale las gracias a Mía, porque si no, estarías muerto. –Y dicho esto, paso su brazo por mis hombros y nos alejamos de aquel oscuro y frío callejón.
Alce mi vista y me fije en el rostro de Justin, de su labio salía sangre y lo tenía un poco morado, lo más seguro, es que lo tenga partido, por mi culpa. Pase mi brazo izquierdo por la espalda de Justin y mi brazo derecho por sus abdominales, me agarre las manos y quede abrazada a su cuerpo. Justin miraba al frente y susurraba algunas palabras, pero no pude escuchar cuales eran. Sentí como paró de sopetón y yo me pare junto a él, giro su cuerpo quedando frente a mí y me abrazo, hundí mi cabeza en su pecho y pase mis manos por su espalda, aferrándome aun más a su cuerpo. Justin apretaba sus brazos contra mi espalda, y juraría, que sentí una mancha de agua en mi hombro derecho. Me separe lentamente de él, y para mi sorpresa, estaba llorando, ¿llorando? Era la primera vez que lo veía llorar. Apoye mis manos en sus mejillas y con mis pulgares arrebate sus lagrimas, y sin darme cuenta, yo también estaba llorando.
-Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. –Repetía una y mil veces- Perdóname por favor, perdóname por lo de esta mañana, perdóname por todos estos años en los que no te he dejado vivir, perdóname por ser un gilipollas sin corazón, perdóname por gastarte bromas sin escrúpulos, perdóname por estar llorando como un nenaza y perdóname por no callarme ni debajo del agua. –Esto último hizo que soltara una pequeña risita y Justin sonrió, apoyo sus manos en mis mejillas y me imitó, arrebatándome mis lágrimas con sus pulgares.
-Perdóname tu a mí –Comencé a hablar- por haber sido una creída durante todo este tiempo, por haberte sacado de tus casillas, por haberte gastado esa broma esta mañana, por haber hecho que te pelees, por tener tu labio partido por mi culpa, por… todo en general. –Sonreí, y Justin me devolvió la sonrisa, me abrazo tiernamente y me susurro en el oído- No es tu culpa, es el destino. –No entendí sus últimas palabras, pero no les di mucha importancia, beso mi frente tiernamente, a pesar de tener su labio en aquel estado, y volvimos a casa, entre un precioso cielo estrellado
1 de 7«»

Tablón

No hay comentarios:

Publicar un comentario