jueves, 12 de enero de 2012

Capitulo 5: El Amor No Entinde De Razones

Los rayos del sol dieron de lleno en mi cara, lo que hizo que abriera mis ojos lentamente. Lo primero que mi vista capto, fue la cara de Justin, estaba durmiendo la mona, tenía la boca medio abierta y si escuchabas atentamente, incluso podías oírlo roncar un poquito. Intente levantarme, pero mi intento fue en vano, Justin me tenia agarrada de la cintura y su pierna derecha estaba sobre las mías. Suspire. No me queda otra que despertarlo.
-Justin… -Susurre en su oído- Justin… -Volví a susurrar, mientras que con mi mano izquierda movía lentamente su hombro. No hay manera de despertarlo, tiene un sueño bastante profundo, no me queda otra, usare mi plan B…- ¡JUSTIN, JUSTIN DESPIERTA POR FAVOR, LEVANTATE RAPIDO POR LO QUE MAS QUIERA LA CASA SE QUEMA! ¡JUSTIN POR FAVOR DESPIERTA! –Chille todo lo que mis pulmones me permitían.
Justin abrió sus ojos de par en par, haciendo un movimiento demasiado raro, lo que le conllevó, a darse de morros contra el suelo. Mi risa no tenía fin, gateé hasta el borde de la cama y pude observar a Justin en el suelo, sus brazos estaban estirados al igual que sus piernas, parecía un avión. Me encogí y lleve mis manos hasta mi barriga, me dolía a causa de la risa y es que era una estampa súper graciosa. Justin se levanto del suelo y se sentó en el filo de la cama, llevándose las manos hacia la cabeza. Me senté a su lado una vez mi risa ceso y mire su rostro, estaba… ¿enfadado? ¿Se ha enfadado por una broma? Esto no puede ir enserio.
-Justin lo siento, pero no te despertabas ni con bombas y no me quedó otra que usar mi plan B, nunca falla, piensa que hubiera sido peor si utilizo mi plan C, lanzarte un vaso de agua helada. –Sonreí, con la intención de que Justin sonriera conmigo, pero nada, ni tan siquiera me miro. Pose mi mano sobre su hombro, pero Justin se deshizo de ella bruscamente. No entiendo el porqué, pero sentí como mis ojos empezaban a cristalizarse- Justin… -Dije en un hilo de voz.
-Déjame. –Contestó secamente, ya no pude retener más mis lágrimas y sentí como una se deslizaba sobre mi mejilla. Justin se giro rápidamente con una gran sonrisa sobre su rostro, permitiéndome ver sus preciosos y blancos dientes- ¡Era broma! ¡Te lo has creído! Esa ha sido mi forma de devolverte la brom… -Su voz iba disminuyendo de tono conforme vio mi lagrima deslizarse por mi mejilla- ¿Estas llorando? –Justin me miraba atónito, su broma no ha causado gracia, por lo menos en mí- Mía yo… -Acerco su mano hasta mi brazo, pero me levante rápidamente de la cama, sin permitirle acabar su frase, lagrimas se deslizaban por mis mejillas, y aun no entiendo el porqué.
-¡Eres un idiota! –Y me marche de su habitación corriendo, me sentía como una tonta al irme de esta manera, pero no lo pensé dos veces e hice caso a la vocecita que retumbaba en mi cabeza.
NARRA JUSTIN:
Todo ha pasado tan rápido, que aun no entiendo que es lo que ha ocurrido, lo que sí sé, es que Mía se ha marchado de mi habitación mientras lloraba, y como ella ha dicho, me siento como un idiota. Podría ir tras ella, pero no solucionaría las cosas, al contrario, las empeoraría ya que no quedra verme ni en pintura. Me dirigí al baño que hay en mi habitación y cerré la puerta de este. Me deshice de las dos únicas prendas que había sobre mi cuerpo, mi pantalón y mi bóxer. Entre en la ducha y cerré la mampara. El agua caía de arriba a abajo, mojando mi pelo, para después deslizarse por mi cuerpo. Eche mi cuello hacia atrás y solté un gran suspiro, las cosas han cambiado demasiado. Desde que Mía está en mi casa, las cosas no han vuelto a ser como antes, las cosas entre ella y yo. No suelen importarme las mujeres, solo las uso para una noche y al día siguiente, ni siquiera me acuerdo de sus nombres, pero ahora, todo ha cambiado, la situación ha cambiado, mi vida en sí ha cambiado. Ni siquiera entiendo el porqué de este tonto calentamiento de cabeza. Dicen que las cosas suceden por algo, el destino es quien elige las riendas del camino y tú tienes que aceptarlo quieras o no. Puede que esto sea una señal, puede que Mía y yo no podamos llegar a ser amigos, puede que el destino tengo otros planes preparados para nosotros, y en ellos, no venga nada relacionado con una bonita amistad. 
Salí de la ducha y enrede una suave toalla en mi cintura, sacudí mi cabello con mi mano y mire mi rostro en el espejo.
-A quien quiero engañar –Dije hablando solo- las tías se mueren por mi y con razón. ¿Quién se resistiría a mis encantos? Nadie, y Mía no va a ser la excepción, como que yo me llamo Justin Drew Bieber Mallete, que Mía, caerá rendida a mis pies.
Sonreí, es de locos hablar con tu reflejo, pero me da igual, no voy a cambiar por una tía, todas son iguales, muy parecidas a nosotros, nos utilizan y manipulan, hacen con nosotros lo que le vengan en gana, y una vez que consiguen su objetivo, desaparecen, no sin antes restregártelo por la cara y reírse en ella. 
Finalmente ya estaba vestido, baje las escaleras y pude visualizar a Mía en la entrada colocándose la chaqueta.
-¿A dónde vas? –Pregunte, no debería importarme, pero no puedo evitarlo.
-A casa de Joss. –Su voz sonaba seca, bastante seca, no pude evitar sentir algo extraño recorrer mi cuerpo ante sus palabras, no sé de qué me sorprendo, son novios, es normal que queden y hagan cosas… de novios.
-Ah. –Conteste fingiendo estar desinteresado, no entiendo porque me pico con ella de este modo, pero es divertido. Me miró por última vez irónicamente y salió de casa, cerrando la puerta a su paso.
NARRA MIA:
¿Pero de qué va? ¿Ahora me trata así? ¿Cómo si nada le importase? Alucino. Suspire y seguí caminando, Joss me llamó esta mañana, quería que fuera a su casa, pero no me dijo el motivo, pude apreciar que su voz sonaba bastante rara, le ocurría algo, de eso estoy segura, pero ¿el qué? Sin darme cuenta, me encontraba frente la puerta de casa de Joss, no vive lejos de la de Justin, a tan solo dos calles. Toque la puerta y esta no tardo en abrirse, mostrándome tras ella a Joss, este me miro de arriba abajo y se mordió su labio inferior, un escalofrió recorrió mi cuerpo al completo ante aquel hecho. Joss se aparto de la puerta dejándome paso, no dije nada y entre, este cerró la puerta de un portazo, y cuando quise darme cuenta, tenía sus labios sobre los míos, besándome salvajemente. Joss empezó a caminar, sin despegar sus labios de los míos, no me gusta este beso, es más me da asco, no hay una pizca de amor en el, tan solo es lengua con lengua, sin expresar ningún sentimiento. Sentí como caía sobre algo, supongo que el sofá, ya que es blandito y no hemos subido ningunas escaleras. Me encontraba incomoda, no entiendo nada, ¿Qué les pasa a todos hoy? ¿Acaso es el día oficial en el que se está raro, y no me he dado cuenta? Joss se encontraba sobre mí, su peso empezaba a molestarme y asfixiarme, ¿Qué pretende? No querrá hacer lo que estoy pensando, ¿verdad? Separo mi boca de la suya, necesitaba oxigeno, aunque… ese no es el verdadero motivo por el cual la separo.
-Joss, para por favor, podrían vernos… -Intente disimular lo incómoda que me sentía en este instante, y creo que funciono.
-Tranquila, mis padres no están en casa y no vienen hasta mañana por la mañana. –Una sonrisa picara apareció en el rostro de Joss, en cambio yo, traque saliva sonoramente.
Volvió a lanzarse sobre mis labios, sus besos eran bastantes salvajes, empezaban a hacerme daño, empezó a bajar bruscamente por mi cuello, apretaba demasiado sus labios contra mi piel, lo que hizo, que mi cuello tomara un color rojo intenso. No quiero, no quiero hacerlo, y sí, soy virgen. Pienso que la virginidad es algo único, algo que solo pierdes una vez en la vida, y una vez perdida, no hay marcha atrás. Quiero que mi primera vez sea natural, que ambos lo deseemos, que halla amor en cada caricia sobre mi cuerpo, que sea en el momento adecuado, en la situación adecuada, en el ambiente adecuado y la persona correcta. No quiero que mi primera vez sea contra mi voluntad, sobre un sofá, que todo sea de un modo salvaje, donde el chico parece un cavernícola el cual me trata como si estuviera hecha de piedra, y donde, no estoy preparada.
-No Joss, para, para. –Separe a Joss de mi cuerpo, su frente estaba sudada, sus ojos… no me transmitían la misma mirada de siempre, su pelo estaba despeinado, no parecía él, incluso… me da miedo- No quiero Joss –Me levante del sofá y me situé frente a él, pero con una distancia intermedia- No estoy preparada, y tu… estás raro, no eres el mismo. –Joss se levanto del sofá y se dirigió a mí, su mirada estaba apagada, sus hombros caídos y una sonrisa… ¿malvada? ¡Malvada!. Agarro mis brazos y me atrajo a su cuerpo bruscamente, su sonrisa ahora era… ¿Cómo la de un psicópata? Pero ¿qué le ocurre?
-Escúchame bien zorra -¿Qué? ¿Zorra? ¿Me ha dicho zorra? ¡Pero que le pasa!- Vas a hacer lo que a mí me plazca, ¡entendido! –Apretó con más fuerza mis brazos, me dolían, no entiendo que ocurre, este no es Joss, este no es el chico del que me enamore, se que tiene un pronto bastante fuerte, pero esto es pasarse- Y ahora, te voy a hacer mía digas lo que digas.
Volvió a tirarme bruscamente sobre el sofá, introdujo sus manos bajo mi camisa, tocando mi barriga y apretando mi cintura. Lloraba, miles de lágrimas se deslizaban por mis mejillas, acompañadas de sollozos que salían de mi boca. Besaba mi cuello fuertemente, produciendo un dolor descomunal, pero nada comparado, con el vació que siento en mi corazón. Gritaba que parara, que no lo hiciera, le suplicaba a más no poder, pero este ignoraba mis palabras y seguía besándome agresivamente. Levanto mi camisa, besando mi barriga, comenzó a desabrocharse el botón de su pantalón, mis lágrimas no cesaban, al contrario, ahora lloraba más que anteriormente, pero lo vi, como un acto reflejo, vi mi oportunidad, la oportunidad de escapar de su agarre y huir. Ahora que besaba agresivamente mi barriga, su entre pierna estaba sobre mis rodillas, la oportunidad perfecta. No lo pensé siquiera, cuando le di una fuerte patada con mi rodilla, haciendo que este callera al suelo retorciéndose de dolor, aproveché la única oportunidad que tenia y Salí de aquel infierno. Estaba desorientada, mi cuerpo aun temblaba a causa del miedo, no lo pensé dos veces y me escondí en aquel callejón que se encontraba al lado de la casa de Joss, detrás de un contenedor. Mía eres tonta, podrías haber corrido y pedir ayuda, gritar y que salieran en mi rescate, ¡pero no! No se me ocurre otra cosa que esconderme justo al lado de su casa, yo sola, acabo de meterme en la boca del lobo. ¡Claro! Saque mi móvil, lo tenía guardado en el bolsillo trasero de mi pantalón, busque en contactos, mis padres están de viaje, no puedo llamarlos, Destiny esta una semana de vacaciones con su familia, descartada, Stefany últimamente está más pendiente de su novio que de sus amigas, a Pattie no puedo llamarla, solo queda uno… Justin. Vamos Mía, deja tu orgullo de lado y llámalo, no se trata de ningún juego, lo necesito más que nunca.
NARRA JUSTIN:
Estoy tumbado sobre el sofá, matando a zombis sin parar con la play. Escucho la canción de ‘where them girls’, de David Guetta, esa es la canción que uso como tono de llamada. Me levante del sofá y me dirigí a paso lento hacia la mesa, donde se encontraba sobre ella mi móvil, lo cogí y mire la pantalla de este, valla, mira a quien tenemos aquí, si es la señorita Mía.
LLAMADA TELEFONICA:
-Que ocurre, ¿te has aburrido con tu novio? –Dije con voz burlona.
-Oh Justin gracias a Dios, me has contestado a la llamada. –Su voz estaba tomada, podía escuchar algún que otro sollozo por el altavoz del móvil, ¿está llorando?
-Mía ¿qué ocurre?, ¿qué te pasa?, ¿por qué lloras? No te habrá hecho nada ese cara pan, ¿verdad? –Estaba empezando a alterarme y hable rápidamente, no entiendo nada, pero no me gusta ni un pelo su tono de voz.
-Justin no hay tiempo para explicaciones, necesito que vengas a por mí por favor, ¿sabes donde vive Joss?
-Claro, su casa está bastante cerca de aquí.
-Bien pues, necesito que vengas hasta aquí, hasta su casa, estoy en un callejón al lado de esta, Justin por favor se rápido, te necesi… -Colgó, unos pitidos continuos se escuchaban tras el altavoz, ni rastro de la preciosa y dulce voz de Mía. Solo espero que este bien, porque si no, Joss lo pagara muy caro, estoy seguro, de que él, es el causante de todo. Corrí hacia la entrada y cogí mi negra chaqueta de cuero, ya ha oscurecido, a las cinco de la tarde ya es de noche, es lo que tiene el invierno; mama creé que Mía se encuentra en casa de una amiga, no tardara en volver, ha ido a cenar con esa señora a la cual le ha abandonado el marido. Salí de casa, cerrando la puerta a mi paso. Mía, voy a por ti.

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