NARRA MIA:
No podía lograr reconciliar el sueño, no después de haber oído lo que se supone que es una declaración de amor. En mi mente solo se escuchaba una cosa, y esa cosa es su nombre, su maravilloso nombre. Lo peor de todo, es que estoy confusa, no sé qué hacer, nunca he visto a Justin como… bueno, en realidad nunca lo he visto como un amigo, así que no puedo ni tan siquiera imaginarlo como algo más. Miré los fluorescentes números del reloj de mi mesilla, las doce, tres horas pensando en Justin, tres horas dando vueltas en mi cama sin conseguir dormir. Me levante, quedando sentada en el filo de esta. Eche mi pelo hacia atrás con mi mano, mirando así a la nada. Suspire. ¿Cómo se supone que podre mirar a Justin a la cara? Él creé que estaba dormida, pero no, lo he escuchado todo, hasta la última coma de sus palabras. Debo reconocer, que últimamente cada vez que me acerco a Justin o estamos más cerca de lo normal, unas mariposillas inundan mi barriga, produciendo así un cosquilleo inevitable. Justin se ha comportado conmigo en este tiempo, como jamás ningún otro chico ha llegado a tratarme en todo lo que llevo de vida. Me levante lentamente de la cama, y me dirigí con paso lento hacia la puerta, abriéndola y saliendo de ella intentando hacer el menor ruido posible. No entiendo porque estoy haciendo esto, pero necesito verle, necesito saber que todo lo que me ha dicho no ha sido ningún sueño, y menos, producto de mi imaginación. Necesito ver aunque sea su rostro por un instante, para que mis sentimientos despierten y me digan de una vez por todas, que es lo que siento, si todas estas mariposillas en mi estomago significan el comienzo de algo o, simplemente estoy confusa y me juegan una mala pasada.
Las cosas van demasiado rápido, siento que en cualquier momento despertaré de este sueño y volveré a la vida real, cayéndome así de la nube que mi mente a fabricado exclusivamente para mí. Me pare justo en mitad del pasillo, y desvié mi mirada hasta la habitación de Justin, la puerta estaba abierta. Sigilosamente entre por ella y a pesar de la abundante oscuridad que retenía la habitación, la tenue luz de la Luna me alumbraba, permitiéndome así contemplar a Justin en el interior de su cama, tapado hasta el cuello. Camine lentamente hacia él, sin hacer ningún ruido el cual pueda despertarlo y lo observe, observe cada fracción de su cara, sus labios, sus carnosos labios, aquellos los cuales he tenido multitud de oportunidades de besar y por causas del destino, no he podido hacerlo. Sus preciosos ojos miel, tapados por sus parpados los cuales no me permitían contemplarlos, pero, es preferible así, ¿qué escusa diría para explicar el por qué me encuentro aquí? Ni yo misma acabo de entender que es lo que estoy haciendo, pero verlo, aunque sea dormido, me transmite paz, esa paz que necesito en mi interior, esa paz la cual me dice que nada malo pasará, nada malo mientras él siga a mi lado.
Los parpados de Justin comenzaron a temblar, escuchando así los sonidos que transmitía con su boca, indicándome que se estaba desperezando, conclusión: se va a despertar. Comencé a ponerme nerviosa, ¿qué le diré ahora? ¿Qué escusa pondré para justificar mi presencia aquí? No lo pensé dos veces y corrí hacia el baño de su habitación, intentando hacer el menor ruido posible, aunque creo que no complete la misión al cien por cien. Si, lo sé, nunca aprendo y es que podría haberme dirigido a mi habitación, ¡pero no! No hay mejor sitio para poder esconderse de Justin y que no me encuentre en su habitación, que esconderme en el baño de esta. Pegue mi cuerpo a la pared, rezando para que no se levantara de la cama y menos se dirigiera al baño. No escuchaba nada, pero aun así el silencio hacia que mis nervios aumentaran. Dicen que la curiosidad mato al gato ¿verdad? Pues nunca mejor dicho. Asome lentamente mi cabeza, comprobando que todo siguiera en su sitio y Justin no se hubiera despertado, y lo habría hecho si no fuera por unas fuertes pero suaves manos, las cuales me acorralaron contra la pared, haciendo que soltara un leve e inaudible gemido al sentir chocar mi espalda fuertemente con esta. Lentamente elevé mi cabeza, quedando fija así mi mirada en esos ojos miel que tanto me gustan, contemplando así ese brillo tan especial que abundaba en su mirada, siendo la Luna testigo de todo lo que estaba ocurriendo en esta fría pero intensa noche.
-¿Mía? ¿Qué haces aquí? –A pesar de la oscuridad, podía ver la confusión que inundaba su rostro, pero aun así, sonreía pícaramente…
-Yo… pues… ¡vaya! ¿Qué hago aquí? No me acuerdo de nada… seré sonámbula… ¡bueno, buenas noches, que descanses! –Me zafe de su agarre y salí con paso ligero del baño, me hubiera marchado de su habitación, si no fuera porque su brazo, agarrando el mío lo impedían. Giró mi cuerpo, rodeando así mi cintura con sus fuertes brazos, atrayéndome hacia su cuerpo y por inercia, posando mis manos en su pecho, el cual se encontraba sin ninguna camiseta cubriéndole, dándome cuenta de este hecho segundos después, dejando a la vista esos abdominales tan marcados, los cuales toda chica desea tocar.
-Con que… sonámbula, ¿eh? –Vi aquella sonrisa torcida sobre su rostro y al mismo tiempo pícara, la cual provoco que un escalofrió inundara mi cuerpo, recorriéndolo de pies a cabeza.
-Sí. –Dije bastante nerviosa, mientras tragaba saliva sonoramente.
-¿Enserio piensas que me lo creo? Voy a tener que darte clases de práctica para buenas escusas Mía. –Vale, me ha pillado, nunca se me ha dado mal esto de fingir y decir mentiras en situaciones las cuales las requieren, pero con Justin es distinto, y es que siento que sus ojos ven a través de los míos, viendo toda la verdad en mi mirada, haciendo que los nervios se apoderen de mi cuerpo y mi mente se quede en blanco- Y ahora, ¿vas a decirme que haces aquí a estas horas? – ¿Que contestar si cuando ni una misma logra entender nada? ¿Si cuando tu cuerpo actúa por si solo ignorando las órdenes de tu cabeza y haciendo lo que a él le plazca? Contestare con la verdad, simplemente con la verdad.
-¿Quieres saber que hago aquí? –Asintió- Pues siento no poder contestarte, ya que ni yo misma entiendo que es lo que pinto en tu habitación. Debería estar acostada sobre mi cama, durmiendo y teniendo dulces sueños, pero en cambio estoy aquí, en tu habitación, acabo de despertarte y lo peor de todo, es que no quiero marcharme… -¿Acabo de decir que no quiero marcharme? Oh Dios… ¡Acabo de decir que no quiero marcharme! Definitivamente he perdido el control de mi cuerpo y mi mente.
-No me has despertado por que ya estaba despierto, no podía dormir además… espera un momento, has dicho que… ¿no quieres marcharte? – Pude ver su perfecta sonrisa, mostrándome esos perfectos dientes blancos al terminar de decir su frase. Genial, ¿qué digo ahora? Los nervios en mi cuerpo acaban de multiplicarse por mil, si no fuera porque Justin me tiene agarrada, estaría en el suelo, ya que ni tan siquiera mis piernas me responden.
Débilmente hice fuerza con mis manos contra el pecho de Justin, separándome así de su ardiente cuerpo. Alce mi cabeza, fijando mi mirada en la suya, sus ojos me transmitían confusión, pero a pesar de ello, no perdían ese brillo tan especial. Puede que haya puesto una distancia intermedia entre nosotros en este instante, pero dicha distancia no era más de cinco centímetros, cinco escasos centímetros que separaban sus labios de los míos. Comencé a retroceder lentamente, al mismo tiempo que Justin avanzaba, siguiendo mis pasos, es como si… huyera de él. Andaba hacia atrás ciegamente, ya que mi mirada estaba clavada en la de Justin y no se separaban ni un segundo. No sé a dónde me dirijo, si a la puerta de su habitación, o sencillamente a ningún lado, solo espero no tropezar con nada. Esta situación que estábamos viviendo, parecía un baile, un lento pero bonito baile, donde por muchos pasos que retroceda, Justin los sigue, donde si paro, Justin para, haga lo que haga, Justin me imitará sin perder así el ritmo de este momento. Sentí como mis gemelos chocaban contra algo, perdiendo así el equilibro y cayendo sobre una superficie blanda y cómoda, su cama. En menos de un abrir y cerrar de ojos, Justin se situó sobre mí, agarrando cada una de mis muñecas delicadamente con sus manos, llevándolas así hacia atrás, quedando a cada lado de mi cabeza. Sentía su peso caer sobre mi cuerpo, pero no era molesto, al contrario, era demasiado agradable, ya que tenía toda la atención y delicadeza de no hacerme daño ni aplastarme con él. Mi respiración comenzó a acelerarse y entre cortarse, nuestros cuerpos estaban pegados, uno sobre otro, como dos piezas de un rompe cabezas donde por más que intentaban encajar en un hueco, aquel no era su sitio, y al fin acaban de encontrarlo, encajando a la perfección. Mi corazón parecía salir de mi pecho en cualquier momento, latía demasiado deprisa, al borde de explotar.
-¿Vas a contestarme ya? –Pregunto Justin en un tono de voz demasiado excitante. Su aliento daba de lleno en mi cara, al igual que su respiración y es que lo único que separa su rostro del mío, es una fina y molesta capa de aire.
-¿Cómo quieres que conteste si ni siquiera yo tengo una respuesta para la multitud de preguntas que predominan en mi cabeza? –Mi voz parecía ser lo único que aun mantengo bajo mi poder.
-Pregúntame a mí, puede que yo tenga la respuesta a tus preguntas. –Fugazmente, una idea alumbró mi mente y sin poder controlarlo, una sonrisa se escapo sin permiso de mis labios, lo que hizo que Justin sonriera conmigo.
Hice fuerza contra el cuerpo de Justin, este dudo, pero se dejo llevar, lo que conllevo a que ahora fuera yo quien estuviera sobre Justin, sonriendo. El ambiente era el más adecuado para esta situación, el cielo pintado de oscuro, una agradable oscuridad invadiendo la habitación, la cual, al mismo tiempo es alumbrada por la suave luz que desprende la Luna, esa Luna que no pierde lujo de detalles de esta noche.
-¿Por qué cuando estoy contigo o simplemente siento tu presencia, unas mariposillas comienzan a revolotear por mi estomago, produciendo una sensación tan maravillosa, la cual es imposible describir con palabras? –No sé de donde he sacado tanta valentía para que estas palabras salgan de mi boca, pero siento que me he quitado un gran peso de encima. Los ojos de Justin iban aumentando de tamaño conforme hablaba, para finalmente sonreír tiernamente e imitarme, siendo él ahora, el que volvía a estar sobre mí.
-Puede que esas mariposillas, estén a mi favor, porque si no me equivoco, sientes algo que no quieres descubrir, algo que te da miedo con tan solo pensarlo, pero, ¿sabes qué? Puede que este metiendo la pata hasta el fondo y me refiera a algo que no viene a la situación, pero de todos modos, quiero que sepas, que siempre voy a estar contigo, pase lo que pase. –Aquellas palabras, saliendo de la boca de Justin, viéndolo con mis propios ojos y sobre todo sin ser ningún sueño, me llegaron, me llegaron al corazón, haciendo que casi se escapara una lágrima de mi ojos, pero la controle.
Volví ha hacer el mismo movimiento de antes, tomando yo ahora el control de la situación, posándome sobre Justin, el cual aun no había borrado esa sonrisa tan tierna de su rostro, lo que hizo que sonriera acompañándolo.
-Si te dijera que tienes razón en todo lo que has dicho y casi me haces llorar con tus últimas palabras, ¿qué harías? –La sonrisa tierna de Justin se borro por completo, para mostrarme una sonrisa mayor, una sonrisa que refleja muchas cosas, demasiadas, una sonrisa, que sencillamente enamora.
Justin me agarró de la cintura, posándome en la superficie de la cama, a su lado y rápidamente volvió a colocarse sobre mí. Mordió su labio inferior, y a pesar de ser pleno invierno, estaba comenzando a tener calor, este chico supera los límites de perfección permitidos. Fue acercando lentamente su rostro al mío, besando así mi frente, para luego bajar su boca rozando mi piel y besar la punta de mi nariz, desviando su boca hacia su derecha, besando mi mejilla, para después, colocar su boca en mi oído, susurrándome en este.
-Lo que haría, sería esto. –Susurro. Mordió el lóbulo de mi oreja, haciendo así que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo al completo.
Justin fue haciendo una fila de besos desde mi cuello hasta mi mejilla y de mi mejilla daba pequeños besos lentos, muy lentos mientras se acercaba a mis labios. Sus labios contra mi piel eran una mezcla explosiva, provocando miles y miles de mariposillas en mi estomago. Rozo su nariz contra la mía varias veces, suave, muy suave, haciendo que el momento fuera más bonito aun. Sus labios estaban a menos de un milímetro de distancia, Justin fue acercándose muy lentamente, como si fuera a cámara lenta. Ahora sí, ahora si íbamos a besarnos, nada ni nadie nos iban a interrumpir este momento, este mágico momento. Rozo sus labios con los míos fugazmente, haciendo que mis piernas comenzaran a temblar provocado por los nervios, quería besarlo, quería probar aquellos labios tan apetecibles que tantas oportunidades he tenido, pero ahora, ahora es la definitiva, ahora sí, por fin voy a lograr mi meta. Y entonces, todo el tiempo que he estado esperándolo, todas las oportunidades fallidas, todos los recuerdos dolorosos, todo, se borro de mi mente en este instante, en este mágico instante. Sus labios terminaron de juntarse con los míos, ahora sí, esto sí es un beso de verdad. Si estuviera en mis manos, pararía el tiempo, congelando así este momento, haciendo que este beso nunca termine, que sea infinito. Sus labios posados sobre los míos, que sensación tan maravillosa. Comenzamos un juego de movimiento, un juego donde nuestros labios se movían al compás, sin perder el margen, encajando a la perfección como dos piezas de un mecanismo. Al principio el beso solo fue movimiento, pero la cosa cambio, el beso se volvió más pasional, con mas lujuria. Justin entre abrió su boca, dando paso a su lengua, lo cual hizo que yo también abriera la mía, donde mi lengua esperaba la suya con ansias, donde una vez se juntaron, comenzaron a bailar un precioso vals, sin separarse ni un instante, mientras la lengua de Justin inspeccionaba mi boca, sin dejarse ningún rincón por ver. Pero teníamos que separarnos, el aire que permanecía guardado en mis pulmones se gasto, por lo cual necesitaba respirar, y por lo visto, Justin también. Nos separamos lentamente, parecía que nuestros labios no querían despedirse los unos de los otros, pero finalmente tuvieron que hacerlo. Tome aire, mi respiración era acelerada, igual que la de Justin. Lo miré a los ojos, nuestras miradas se cruzaron, y sin entender el porqué, mis mejillas se ruborizaron. Sin duda, este ha sido el mejor beso de mi vida, jamás, y repito, jamás, un beso me ha transmitido tantos sentimientos juntos, pero sobre todo, jamás me había transmitido amor, ese amor que tanto necesito.
-Eso, es lo que haría. –Dijo Justin. Poso so mano en mi mejilla derecha, acariciándola suavemente. Sonreí y lo abrace, acabando de juntar nuestros cuerpos, sintiendo el latir de su corazón, sus rápidas pulsaciones eran una dulce melodía para mis oídos. Nos sentamos sobre la cama, ¿qué será lo que va a ocurrir ahora? ¿Después de este beso? Justin no borraba esa sonrisa de su rostro y yo no hice el mínimo esfuerzo por borrar la mía.
-¿Quieres dormir esta noche conmigo? –Pregunto con ese brillo esperanzador en su mirada.
-¿Y si nos ve tu madre? –Pregunte esta vez yo un tanto preocupada, no había pensado en Pattie, ¿qué haría si supiese que nos hemos besado de una forma tan… especial?
-Tranquila, mi madre se va a trabajar antes de que nos despertemos nosotros, y no acostumbra a fisgonear por las habitaciones, pero si se diera el hecho, estoy seguro de que sería tal la felicidad que recorrería su cuerpo, que prepararía una fiesta en casa. -Carcajeo en voz baja y yo reí por su comentario.
Gateé hasta la almohada de la cama y me adentré en ella, tapándome con el edredón, Justin sonrió e imito mis movimientos, adentrándose en la cama, quedando cara a cara. Pasó su brazo por mi cintura y me acercó a su cuerpo, mientras pasaba mis brazos por su espalda aferrándome así a él, durmiendo abrazados. Lo tengo claro, ese beso que hemos compartido, me ha abierto los ojos, me ha hecho ver, que tengo delante a la persona que busco. Es irónico pensar como tu peor enemigo, ha pasado a ser tu amor y es que si del amor al odio, hay un paso, del odio al amor, hay menos de eso. Esta noche será inolvidable para los dos, esta noche, donde la Luna es nuestro cómplice, donde la Luna guardara este secreto, donde la Luna, ha sido ese Cupido que ha hecho que esta noche, sea tan mágica y especial, donde ha hecho que esta noche, mostremos nuestros sentimientos sin obstáculos intermedios, donde esta noche, nos hemos besado por primera vez, mostrándonos uno al otro, nuestro verdadero yo, donde esta noche, me ha hecho abrir los ojos, dándome cuenta, de que lo quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario