Por fin acabaron las clases, no es normal la existencia de tanto aburrimiento preso en un solo cuerpo. Me dirigía a la salida con paso ligero, deseaba salir de este infierno rodeado de profesores. Oí mi nombre, lo que es fácil de deducir que alguien estaba alzando su voz para llamarme, giré mi cuerpo y me tope con Destiny, la cual se dirigía a mí corriendo.
-¡Mía! Por fin te encuentro, ¿cuándo has salido de clase? Podrías avisar. –Reí, en cierto modo he salido la primera de clase, nada más mis oídos pudieron captar aquel irritante sonido del timbre el timbre que indicaba que las clases habían concluido por hoy, aunque para algunos dicho sonido, sea como un cantar de colorines, libres, volando por un radiante y despejado cielo azul. Lo mejor de todo, es que mañana no tenemos clase, es un día festivo.
-Bueno aquí estoy, ¿qué ocurre?
-Pues veras, mis padres se han ido de viaje, asuntos del trabajo, y no vuelven hasta el fin de semana, ¿sabes lo que significa eso? –Mostro una gran sonrisa al terminar su frase, sonreí con ella, mientras mutuamente nuestras miradas desprendían un brillo especial- ¡Fiesta en mi casa! –Grito. Reímos como dos locas mientras dábamos pequeños saltos, los alumnos nos miraban con caras demasiado raras, pero no nos importaba en absoluto.
-¡Mía! Por fin te encuentro, ¿cuándo has salido de clase? Podrías avisar. –Reí, en cierto modo he salido la primera de clase, nada más mis oídos pudieron captar aquel irritante sonido del timbre el timbre que indicaba que las clases habían concluido por hoy, aunque para algunos dicho sonido, sea como un cantar de colorines, libres, volando por un radiante y despejado cielo azul. Lo mejor de todo, es que mañana no tenemos clase, es un día festivo.
-Bueno aquí estoy, ¿qué ocurre?
-Pues veras, mis padres se han ido de viaje, asuntos del trabajo, y no vuelven hasta el fin de semana, ¿sabes lo que significa eso? –Mostro una gran sonrisa al terminar su frase, sonreí con ella, mientras mutuamente nuestras miradas desprendían un brillo especial- ¡Fiesta en mi casa! –Grito. Reímos como dos locas mientras dábamos pequeños saltos, los alumnos nos miraban con caras demasiado raras, pero no nos importaba en absoluto.
La fiesta era esta noche, todo aquel que quisiera asistir era bienvenido, Justin incluido. Escogí un vestido de color crema ajustado, con escote corazón. Me decidí por unos tacones de plataforma negros, los cuales hacen juego con una chaqueta de color negra. Recogí mi pelo en un moño bastante alto, con un pequeño lazo al lado de este, del mismo color del vestido, alisando mi flequillo dejándolo caer sobre mi frente. Eche una base de color crema en cada uno de mis parpados, un poco de rímel y una perfecta raya negra en estos, acompañados con un poco de brillo en mis labios y un poco de colorete en cada uno de mis pómulos. Rocié unas gotas de perfume en mis muñecas y mi cuello, desprendiendo un dulce olor por toda la habitación. Cogí un bolso de mano de color negro y eché en él cosas imprescindibles para una chica: maquillaje.
Eche un último vistazo en el espejo, viendo en el mi reflejo, procurando que todo estuviera a mi gusto, y así estaba. Baje lentamente por las escaleras, procurando no tropezar y caerme. Justin me esperaba ya listo, llevaba puesto unos elegantes pantalones negros, junto a una camisa abotonada de color blanca por fuera de los pantalones, eso sí, las mangas de la camisa estaban desabotonadas, acompañado de una corbata negra a medio anudar, con una supra de color negra en cada uno de sus pies. Como no, su pelo iba despeinado y junto a su sonrisa, sentí esas ganas inmensas de besarlo hasta que mis pulmones se queden sin oxigeno. Iba elegante y al mismo tiempo informal, me encanta.
-Guau… vas preciosa. –Justin me miro de arriba abajo y de abajo arriba repitiendo esta acción varias veces. Me ofreció su mano derecha y la agarré encantada, ayudándome así a bajar el último escalón.
-Gracias. –No pude evitar sonrojarme, nunca me acostumbrare.
Eche un último vistazo en el espejo, viendo en el mi reflejo, procurando que todo estuviera a mi gusto, y así estaba. Baje lentamente por las escaleras, procurando no tropezar y caerme. Justin me esperaba ya listo, llevaba puesto unos elegantes pantalones negros, junto a una camisa abotonada de color blanca por fuera de los pantalones, eso sí, las mangas de la camisa estaban desabotonadas, acompañado de una corbata negra a medio anudar, con una supra de color negra en cada uno de sus pies. Como no, su pelo iba despeinado y junto a su sonrisa, sentí esas ganas inmensas de besarlo hasta que mis pulmones se queden sin oxigeno. Iba elegante y al mismo tiempo informal, me encanta.
-Guau… vas preciosa. –Justin me miro de arriba abajo y de abajo arriba repitiendo esta acción varias veces. Me ofreció su mano derecha y la agarré encantada, ayudándome así a bajar el último escalón.
-Gracias. –No pude evitar sonrojarme, nunca me acostumbrare.
La estruendosa música podía escucharse a kilómetros de distancia, como no, Destiny lo hace todo a lo grande, y esta fiesta, no iba a ser la excepción, pobres vecinos, esta noche poco podrán dormir.
Entramos por la pequeña puerta de color blanca, aunque a estas horas de la noche, poco blanco podría apreciarse. Atravesamos el pequeño jardín adornado con árboles bien podados y un perfecto césped cortado, con aquellas petunias plantadas por Emily, la madre de Destiny, nunca podre comprender como una persona puede sentir tanto aprecio por unas flores. Subimos los pequeños escalones que daban al porche y seguido de este, la puerta principal. Giré lentamente el pomo de la puerta, estaba abierta, aunque ahora que me paro a pensar, es de lógica, con lo elevada que esta la música, sería imposible escuchar el sonido del timbre, tocado por los invitados. Entramos en el interior, todo estaba oscuro salvo unos pequeños rayos de luz de diferentes colores, bailando entre sí por toda la estancia. La casa estaba repleta de gente, apenas se podía avanzar entre tanta multitud. Había de todo, tanto caras conocidas, como caras las cuales son la primera vez que veo. Mis ojos pudieron captar a Rose, la capitana del equipo de animadoras, bailaba muy animaba junto con unos chicos desconocidos para mí. Es la típica niña pija y mimada que, como si fuera una regla la cual tienes que acatar, en todo instituto debe haber. También pude ver a Mike, conversaba bastante animado con… creo que con Abie, una chica de clase, la típica chica de dieces y sobresalientes. Aun no he planeado ni cualificado nada para poder acercarme a Mike y decirle que a Destiny le gusta otro, no quiero ni imaginar su expresión ante la noticia. Alejados de ellos, en una esquina del salón, se encontraba Destiny hablando con un chico, el cual no conozco, aunque mirándolo detenidamente, no está nada mal. Desvié mi mirada hacia una pequeña mesa con cocteles y bebidas, acompañados de cuencos con comida para picar en ellos. Como suponía, había de todo menos agua, una grande variedad de bebidas alcohólicas se posaban sobre la mesa, al lado de ellas, unos grandes vasos de plástico posados uno sobre otro, algunos cogían y se echaban de su bebida favorita en el vaso, para bebérsela de un solo trago, otros, directamente mezclaban, bebían, y volvían a mezclar, siendo el resultado de una resaca que jamás podrán olvidar.
-Menuda fiesta, ¿eh? –Comento Justin, al igual que yo, observaba cada rincón de la casa, algunos subían por las escaleras acompañados de alguna que otra chica la cual se encontraba en estado ebrio, otros incluso, acompañados de dos o más chicas.
-Y que lo digas. –Nuestro tono de voz era elevado, es la única forma de poder oírnos mutuamente.
-¡Mía! –Gire mi cabeza rápidamente a la dirección en la que me llamaban- Disculpa, paso por favor, ¿podrías apartarte? Gracias… ¡Auch! ¡Me has pisado! Ten más cuidado son nuevos. - Destiny se hacía paso entre la gente, aquello parecía un laberinto, como te descuidases, te perdías- ¡Mía! –Por fin se encontraba a mi lado, nos abrazamos y posamos un beso en cada lado de nuestras mejillas. Destiny iba muy elegante, con un vestido de tubo color rojo, junto a unos tacones dorados. Su pelo se encontraba liso, reluciendo un brillo descomunal, adornado por alguna que otra pinza a juego con los zapatos- Caray, que guapa vas, porque soy mujer, que si no te hacía cosas prohibidas. –Reímos, así es Destiny, derrochando humor allá a donde va- Hola Justin.
-Hola. –Se saludaron entre ambos y se dieron un beso en ambas mejillas, con toda la educación del mundo- Bonita fiesta, ¡arrasa! –Destiny rió, le encanta que alaben su trabajo, sea cual sea, este mal o bien hecho, aunque en este caso, Justin lleva razón, esta fiesta será difícil de olvidar.
-Gracias. –Mostró una enorme sonrisa sobre su rostro- Justin te la robo un momento, ¿sí? –Agarro mi mano y tiro de ella.
-No te preocupes, yo iré con unos amigos, eso sí. –Se acerco a mí, juntando nuestros rostros y dirigiendo su boca hacía mi oído- Esta noche pienso bailar contigo. –Besó tiernamente mi mejilla y desapareció, desapareció entre aquella multitud, y sin entenderlo, una extraña sensación inundo mi pecho al ver con mis propios ojos, como se marchaba de mi lado.
Destiny caminaba entre la gente, yendo yo detrás, esquivando a todo aquel que se interpusiese en medio, con numerosas veces en las que he estado a punto de chocar con alguien sin poder evitarlo, como si esto se tratase de una autopista. Llegamos a la mesa con las bebidas, Destiny cogió una botella y vertió su líquido en un vaso, para después conducirlo hasta su boca y desaparecer por ella. Cogió otro vaso, y esta vez vertió una bebida distinta a la anterior.
-Toma. –Estiró su brazo hacia mí ofreciéndome el vaso.
-No, sabes que no bebo. –Me negué, no me gusta beber.
-Oh vamos Mía, no seas aburrida, solo es un vaso, no pasa nada por beber una sola vez, además es una fiesta, ¡disfruta! –Destiny seguía con su brazo extendido, ofreciéndome la bebida. Dude, tengo un extraño presentimiento, siento que algo va a salir mal, pero como ella dice, por una vez no pasa nada, así que cogí el vaso de entre sus manos. Me sonrió, y juntas, bebimos el contenido de aquellos vasos, al principio un sabor fuerte y acido, después un sabor dulce y suave.
Primero fue un vaso, después fue otro, seguido de otro más, necesitaba más, estaba sedienta, sedienta de todo líquido proveniente de aquella mesa. Ya iba por el cuarto vaso, después fueron cinco. Sentía una inmensa felicidad recorrer mi cuerpo, a pesar de que este, a duras penas consiguiera mantenerse en pie. Me balanceaba de un lugar a otro, eso sí, con mi querido amigo en la mano. Bebía largos tragos del vaso, reía por tonterías, era todo tan divertido, jamás he experimentado esta sensación, siento que soy capaz de comerme el mundo, capaz de luchar contra aquellos villanos tan malvados que leía en mis cuentos de niña, y derrotarlos con una sola mano, estaba tan feliz. Hacía rato que había perdido de vista a Destiny, tampoco es que me importase, estaba tan feliz bailando en medio del salón, sintiendo como las notas de música recorren por mis venas, haciéndose dueñas de mi cuerpo, manejándolo a su antojo. Sentí como unas fuertes manos pasaban por mi cintura, me gire entre sus brazos, con mi vaso entre mis manos. Un chico me tenia agarrada, no lo conozco, pero no me importa, reí cuando lo vi y el rió conmigo, empezando así a bailar juntos, siguiendo el son de la música, dueña de todo.
NARRA JUSTIN:
Después de haber estado un rato con unos compañeros, me dispuse a buscar a Mía, y bailar junto a ella como anteriormente dije. Vi a Destiny, demasiado contenta junto a un chico, más bien, intercambiándose saliva. Es extraño, se supone que Mía debería estar con ella, o al menos, eso es lo que creía. Me adentré en el salón, multitud de personas bailaban alocadamente, otras, sencillamente se morreaban en el sofá, personas que ni siquiera saben el nombre del otro. Desvié mi mirada hacia el centro del salón, cuando vi algo que me partió el corazón, algo que jamás hubiera llegado a circular por mi mente, una pesadilla, una horrible pesadilla hecha realidad. Mía bailaba junto a otro, demasiado arrimados. Ella baila de una forma demasiado seductora y provocativa, sube y baja, con sus brazos alzados, mientras su espalda roza el cuerpo de aquel capullo. Una rabia comienza a invadir mi cuerpo sin yo haberlo permitido, cierro mis manos, convirtiéndolos en puños, puños deseosos de acabar en el rostro de aquel tipo. Y entonces, un gran volcán que se encontraba en mi interior, dormido, en calma, estalló, estalló al ver las manos de aquel tipo tocar y manosear como si fuera su dueño el culo de Mía, y sin pensarlo dos veces, me lacé contra ellos, separándolos y abalanzándome sobre él, propinándole multitud de puñetazos en la cara. Un coro de gente nos rodeó, contemplando la pelea, como si se tratase de un monumento. Descargaba toda mi ira y furia contra él, mis puños no se cansaban de acabar en su rostro, rompiéndole la nariz, mientras de esta salía sangre en abundancia, con una ceja partida y el labio roto. De repente sentí como unas manos me separaban de aquel bastardo, mientras este se levantaba gracias a la ayuda de alguien. Hice ademán de soltarme y volver a lanzarme al ataque, pero eran multitud de brazos los que me agarraban fuertemente. Desvié mi mirada en busca de la de Mía, buscando una respuesta en sus ojos bañados de ese verde tan especial y único, pero no los encontraba. Miré hacia el sofá, y la vi, tumbada sobre este, dormida, como si nunca hubiera roto un plato en su vida. Destiny apareció entre la multitud, llevándose las manos a la boca al ver como había dejado la cara de aquel desgraciado.
-Pero, ¿qué ha pasado aquí? –Nadie contestaba, aquel tipo desapareció a los segundos de que Destiny esperara una respuesta, si por mí fuera, hubiera acabado con él con mis propias manos- ¡Fuera! La fiesta a acabado, ¡venga, vamos! ¿A qué esperáis? ¡Fuera! –Sentí como soltaban mis brazos, sintiéndome libre, contemplando el estado del salón una vez todos se marcharon- Oh Dios mío, son todos unos cafres. –Miles y miles de vasos, unos vacios, otros medio llenos, se encontraban esparcidos por el suelo del salón, multitud de comida tirada y malgastada posada sobre el frío suelo hacían un contraste de colores.
-Lo siento, todo esto es culpa mía. –Me encontraba mal, por mi culpa la fiesta se ha acabado y todos se han marchado, dejando a Destiny a cargo de toda la limpieza de este estropicio, sin ni tan siquiera tener un mínimo de consideración. Giré mi cuerpo quedando a un metro o menos de distancia de Mía, me siento triste, triste y dolido, mucho. Me siento tan defraudado, está borracha, mañana apenas recordará esta noche, apenas recordará el baile junto a ese tipo, aunque por una parte, me alegro de que no lo recuerde, aunque jamás me esperé algo así de ella, de Mía.
-¿Esta borracha? –Preguntó Destiny mirando en la dirección en la que se encontraba Mía.
-Sí. –Dije dolido, y es que lo estaba, se que ha sido a causa del alcohol, pero aun así, me duele, me duele solo al recordar aquel baile.
-Joder, es culpa mía, yo le dije que bebiera, que no fuese tan aburrida, pero ella no quería beber, y acabo haciéndolo, acabo bebiendo conmigo, y conmigo debería de haber parado, pero me fui, la deje sola, joder esta así por mi culpa. –Los ojos de Destiny comenzaron a cristalizarse, no sé qué es lo que debo hacer, tengo a una chica llorando, y a otra borracha y dormida sobre el sofá. Me acerque a Destiny y la abrace, un abrazo es lo mejor que pueden brindarte en circunstancias como esta.
-No es culpa tuya, nadie tiene la culpa, así que no llores, ¿vale? Llorando no vamos a arreglar nada, además, yo te ayudo a recoger todo este estropicio. -Destiny asintió, arrebato algunas lágrimas de su rostro con sus manos, y ambos, nos pusimos manos a la obra, dispuestos a dejar la casa como al principio.
Entramos por la pequeña puerta de color blanca, aunque a estas horas de la noche, poco blanco podría apreciarse. Atravesamos el pequeño jardín adornado con árboles bien podados y un perfecto césped cortado, con aquellas petunias plantadas por Emily, la madre de Destiny, nunca podre comprender como una persona puede sentir tanto aprecio por unas flores. Subimos los pequeños escalones que daban al porche y seguido de este, la puerta principal. Giré lentamente el pomo de la puerta, estaba abierta, aunque ahora que me paro a pensar, es de lógica, con lo elevada que esta la música, sería imposible escuchar el sonido del timbre, tocado por los invitados. Entramos en el interior, todo estaba oscuro salvo unos pequeños rayos de luz de diferentes colores, bailando entre sí por toda la estancia. La casa estaba repleta de gente, apenas se podía avanzar entre tanta multitud. Había de todo, tanto caras conocidas, como caras las cuales son la primera vez que veo. Mis ojos pudieron captar a Rose, la capitana del equipo de animadoras, bailaba muy animaba junto con unos chicos desconocidos para mí. Es la típica niña pija y mimada que, como si fuera una regla la cual tienes que acatar, en todo instituto debe haber. También pude ver a Mike, conversaba bastante animado con… creo que con Abie, una chica de clase, la típica chica de dieces y sobresalientes. Aun no he planeado ni cualificado nada para poder acercarme a Mike y decirle que a Destiny le gusta otro, no quiero ni imaginar su expresión ante la noticia. Alejados de ellos, en una esquina del salón, se encontraba Destiny hablando con un chico, el cual no conozco, aunque mirándolo detenidamente, no está nada mal. Desvié mi mirada hacia una pequeña mesa con cocteles y bebidas, acompañados de cuencos con comida para picar en ellos. Como suponía, había de todo menos agua, una grande variedad de bebidas alcohólicas se posaban sobre la mesa, al lado de ellas, unos grandes vasos de plástico posados uno sobre otro, algunos cogían y se echaban de su bebida favorita en el vaso, para bebérsela de un solo trago, otros, directamente mezclaban, bebían, y volvían a mezclar, siendo el resultado de una resaca que jamás podrán olvidar.
-Menuda fiesta, ¿eh? –Comento Justin, al igual que yo, observaba cada rincón de la casa, algunos subían por las escaleras acompañados de alguna que otra chica la cual se encontraba en estado ebrio, otros incluso, acompañados de dos o más chicas.
-Y que lo digas. –Nuestro tono de voz era elevado, es la única forma de poder oírnos mutuamente.
-¡Mía! –Gire mi cabeza rápidamente a la dirección en la que me llamaban- Disculpa, paso por favor, ¿podrías apartarte? Gracias… ¡Auch! ¡Me has pisado! Ten más cuidado son nuevos. - Destiny se hacía paso entre la gente, aquello parecía un laberinto, como te descuidases, te perdías- ¡Mía! –Por fin se encontraba a mi lado, nos abrazamos y posamos un beso en cada lado de nuestras mejillas. Destiny iba muy elegante, con un vestido de tubo color rojo, junto a unos tacones dorados. Su pelo se encontraba liso, reluciendo un brillo descomunal, adornado por alguna que otra pinza a juego con los zapatos- Caray, que guapa vas, porque soy mujer, que si no te hacía cosas prohibidas. –Reímos, así es Destiny, derrochando humor allá a donde va- Hola Justin.
-Hola. –Se saludaron entre ambos y se dieron un beso en ambas mejillas, con toda la educación del mundo- Bonita fiesta, ¡arrasa! –Destiny rió, le encanta que alaben su trabajo, sea cual sea, este mal o bien hecho, aunque en este caso, Justin lleva razón, esta fiesta será difícil de olvidar.
-Gracias. –Mostró una enorme sonrisa sobre su rostro- Justin te la robo un momento, ¿sí? –Agarro mi mano y tiro de ella.
-No te preocupes, yo iré con unos amigos, eso sí. –Se acerco a mí, juntando nuestros rostros y dirigiendo su boca hacía mi oído- Esta noche pienso bailar contigo. –Besó tiernamente mi mejilla y desapareció, desapareció entre aquella multitud, y sin entenderlo, una extraña sensación inundo mi pecho al ver con mis propios ojos, como se marchaba de mi lado.
Destiny caminaba entre la gente, yendo yo detrás, esquivando a todo aquel que se interpusiese en medio, con numerosas veces en las que he estado a punto de chocar con alguien sin poder evitarlo, como si esto se tratase de una autopista. Llegamos a la mesa con las bebidas, Destiny cogió una botella y vertió su líquido en un vaso, para después conducirlo hasta su boca y desaparecer por ella. Cogió otro vaso, y esta vez vertió una bebida distinta a la anterior.
-Toma. –Estiró su brazo hacia mí ofreciéndome el vaso.
-No, sabes que no bebo. –Me negué, no me gusta beber.
-Oh vamos Mía, no seas aburrida, solo es un vaso, no pasa nada por beber una sola vez, además es una fiesta, ¡disfruta! –Destiny seguía con su brazo extendido, ofreciéndome la bebida. Dude, tengo un extraño presentimiento, siento que algo va a salir mal, pero como ella dice, por una vez no pasa nada, así que cogí el vaso de entre sus manos. Me sonrió, y juntas, bebimos el contenido de aquellos vasos, al principio un sabor fuerte y acido, después un sabor dulce y suave.
Primero fue un vaso, después fue otro, seguido de otro más, necesitaba más, estaba sedienta, sedienta de todo líquido proveniente de aquella mesa. Ya iba por el cuarto vaso, después fueron cinco. Sentía una inmensa felicidad recorrer mi cuerpo, a pesar de que este, a duras penas consiguiera mantenerse en pie. Me balanceaba de un lugar a otro, eso sí, con mi querido amigo en la mano. Bebía largos tragos del vaso, reía por tonterías, era todo tan divertido, jamás he experimentado esta sensación, siento que soy capaz de comerme el mundo, capaz de luchar contra aquellos villanos tan malvados que leía en mis cuentos de niña, y derrotarlos con una sola mano, estaba tan feliz. Hacía rato que había perdido de vista a Destiny, tampoco es que me importase, estaba tan feliz bailando en medio del salón, sintiendo como las notas de música recorren por mis venas, haciéndose dueñas de mi cuerpo, manejándolo a su antojo. Sentí como unas fuertes manos pasaban por mi cintura, me gire entre sus brazos, con mi vaso entre mis manos. Un chico me tenia agarrada, no lo conozco, pero no me importa, reí cuando lo vi y el rió conmigo, empezando así a bailar juntos, siguiendo el son de la música, dueña de todo.
NARRA JUSTIN:
Después de haber estado un rato con unos compañeros, me dispuse a buscar a Mía, y bailar junto a ella como anteriormente dije. Vi a Destiny, demasiado contenta junto a un chico, más bien, intercambiándose saliva. Es extraño, se supone que Mía debería estar con ella, o al menos, eso es lo que creía. Me adentré en el salón, multitud de personas bailaban alocadamente, otras, sencillamente se morreaban en el sofá, personas que ni siquiera saben el nombre del otro. Desvié mi mirada hacia el centro del salón, cuando vi algo que me partió el corazón, algo que jamás hubiera llegado a circular por mi mente, una pesadilla, una horrible pesadilla hecha realidad. Mía bailaba junto a otro, demasiado arrimados. Ella baila de una forma demasiado seductora y provocativa, sube y baja, con sus brazos alzados, mientras su espalda roza el cuerpo de aquel capullo. Una rabia comienza a invadir mi cuerpo sin yo haberlo permitido, cierro mis manos, convirtiéndolos en puños, puños deseosos de acabar en el rostro de aquel tipo. Y entonces, un gran volcán que se encontraba en mi interior, dormido, en calma, estalló, estalló al ver las manos de aquel tipo tocar y manosear como si fuera su dueño el culo de Mía, y sin pensarlo dos veces, me lacé contra ellos, separándolos y abalanzándome sobre él, propinándole multitud de puñetazos en la cara. Un coro de gente nos rodeó, contemplando la pelea, como si se tratase de un monumento. Descargaba toda mi ira y furia contra él, mis puños no se cansaban de acabar en su rostro, rompiéndole la nariz, mientras de esta salía sangre en abundancia, con una ceja partida y el labio roto. De repente sentí como unas manos me separaban de aquel bastardo, mientras este se levantaba gracias a la ayuda de alguien. Hice ademán de soltarme y volver a lanzarme al ataque, pero eran multitud de brazos los que me agarraban fuertemente. Desvié mi mirada en busca de la de Mía, buscando una respuesta en sus ojos bañados de ese verde tan especial y único, pero no los encontraba. Miré hacia el sofá, y la vi, tumbada sobre este, dormida, como si nunca hubiera roto un plato en su vida. Destiny apareció entre la multitud, llevándose las manos a la boca al ver como había dejado la cara de aquel desgraciado.
-Pero, ¿qué ha pasado aquí? –Nadie contestaba, aquel tipo desapareció a los segundos de que Destiny esperara una respuesta, si por mí fuera, hubiera acabado con él con mis propias manos- ¡Fuera! La fiesta a acabado, ¡venga, vamos! ¿A qué esperáis? ¡Fuera! –Sentí como soltaban mis brazos, sintiéndome libre, contemplando el estado del salón una vez todos se marcharon- Oh Dios mío, son todos unos cafres. –Miles y miles de vasos, unos vacios, otros medio llenos, se encontraban esparcidos por el suelo del salón, multitud de comida tirada y malgastada posada sobre el frío suelo hacían un contraste de colores.
-Lo siento, todo esto es culpa mía. –Me encontraba mal, por mi culpa la fiesta se ha acabado y todos se han marchado, dejando a Destiny a cargo de toda la limpieza de este estropicio, sin ni tan siquiera tener un mínimo de consideración. Giré mi cuerpo quedando a un metro o menos de distancia de Mía, me siento triste, triste y dolido, mucho. Me siento tan defraudado, está borracha, mañana apenas recordará esta noche, apenas recordará el baile junto a ese tipo, aunque por una parte, me alegro de que no lo recuerde, aunque jamás me esperé algo así de ella, de Mía.
-¿Esta borracha? –Preguntó Destiny mirando en la dirección en la que se encontraba Mía.
-Sí. –Dije dolido, y es que lo estaba, se que ha sido a causa del alcohol, pero aun así, me duele, me duele solo al recordar aquel baile.
-Joder, es culpa mía, yo le dije que bebiera, que no fuese tan aburrida, pero ella no quería beber, y acabo haciéndolo, acabo bebiendo conmigo, y conmigo debería de haber parado, pero me fui, la deje sola, joder esta así por mi culpa. –Los ojos de Destiny comenzaron a cristalizarse, no sé qué es lo que debo hacer, tengo a una chica llorando, y a otra borracha y dormida sobre el sofá. Me acerque a Destiny y la abrace, un abrazo es lo mejor que pueden brindarte en circunstancias como esta.
-No es culpa tuya, nadie tiene la culpa, así que no llores, ¿vale? Llorando no vamos a arreglar nada, además, yo te ayudo a recoger todo este estropicio. -Destiny asintió, arrebato algunas lágrimas de su rostro con sus manos, y ambos, nos pusimos manos a la obra, dispuestos a dejar la casa como al principio.
He perdido la cuenta del tiempo que llevamos limpiando, ¿dos horas tal vez? ¿Tres? Suspiré, estoy agotado, pero ha merecido la pena, la casa esta como nueva, y Mía sigue durmiendo, gracias a Dios que esta noche mama pasará la noche en la oficina, a causa del papeleo y cosas de su oficio, si la viera en este estado, me mataría.
-Nosotros nos vamos ya. –Me acerque al sofá, contemplando a Mía, contemplando su cara de niña buena, la cara que hace apenas horas, disfrutaba moviendo sus caderas junto a las de ese tipo. Sacudí mi cabeza varias veces, solo con pensarlo, siento como la sangre hierve en el interior de mis venas.
-¿Seguro? ¿Vas a despertarla? –Podía notar la angustia que bañaba sus palabras, a pesar de todo lo que le he dicho, Destiny sigue encabezonada con que la culpa es suya.
-No, la llevaré en brazos, de todos modos mi casa no se encuentra muy lejos. –Contesté.
-Está bien. –Dijo en una especie de susurro.
Pase mis brazos temblorosos por su espalda y piernas, sus suaves piernas, y de un impulso, la cargue en mis brazos, como a una princesa, mi princesa. Destiny colocó su negra chaqueta sobre su cuerpo y nos abrió la puerta, me despedí de ella, y me dirigí a mi casa, con ella en mis brazos.
La fría brisa de la noche daba de lleno en mi rostro. Mi mirada estaba clavada en su cara, la cual esta apoyada en mi pecho, durmiendo plácidamente. No supone ninguna molestia llevarla entre mis brazos, apenas noto su peso, pero me hubiese gustado que hubiesen sido otros, los acontecimientos para poder cargarla entre mis brazos, y no estos.
Llegamos a casa, y torpemente conseguí abrir la puerta. Subí las escaleras y me dirigí a su habitación, la cual al entrar en ella, su olor, su dulce olor captaron todos mis sentidos. La posé lentamente sobre la cama, como si de una muñequita de porcelana se tratase. Me tumbe a su lado, contemplándola, contemplando su profundo sueño, su continua y cálida respiración, contemplando la suavidad de su piel. Pase mis manos por su rostro, su suave rostro. Me duele, estoy dolido, mucho, a quien pretendo engañar. No tengo ni idea de cómo haré para poder mirarla a la cara, o sencillamente para poder hablarle, no sé nada. Solo sé, que a mi pesar, a pesar de todo, a pesar de querer dejar de amarla, de querer despreciarla o de querer ignorarla, no puedo, porque ella y yo, somos dos polos opuestos, dos almas demasiado diferentes, pero, los opuestos se atraen, formando así el equilibro que nuestras almas anhelan. Y así, es como a acabado esta noche, esta noche que iba a ser especial para ambos, a acabado en desastre, ha acabado sin ese baile que prometí, sin ese baile que ambos deseábamos, sin ese baile tan especial para mí, sin ese baile el cual la Luna, iba a volver a ser testigo una vez más de mi amor hacia ella, nuestro amor.
-Nosotros nos vamos ya. –Me acerque al sofá, contemplando a Mía, contemplando su cara de niña buena, la cara que hace apenas horas, disfrutaba moviendo sus caderas junto a las de ese tipo. Sacudí mi cabeza varias veces, solo con pensarlo, siento como la sangre hierve en el interior de mis venas.
-¿Seguro? ¿Vas a despertarla? –Podía notar la angustia que bañaba sus palabras, a pesar de todo lo que le he dicho, Destiny sigue encabezonada con que la culpa es suya.
-No, la llevaré en brazos, de todos modos mi casa no se encuentra muy lejos. –Contesté.
-Está bien. –Dijo en una especie de susurro.
Pase mis brazos temblorosos por su espalda y piernas, sus suaves piernas, y de un impulso, la cargue en mis brazos, como a una princesa, mi princesa. Destiny colocó su negra chaqueta sobre su cuerpo y nos abrió la puerta, me despedí de ella, y me dirigí a mi casa, con ella en mis brazos.
La fría brisa de la noche daba de lleno en mi rostro. Mi mirada estaba clavada en su cara, la cual esta apoyada en mi pecho, durmiendo plácidamente. No supone ninguna molestia llevarla entre mis brazos, apenas noto su peso, pero me hubiese gustado que hubiesen sido otros, los acontecimientos para poder cargarla entre mis brazos, y no estos.
Llegamos a casa, y torpemente conseguí abrir la puerta. Subí las escaleras y me dirigí a su habitación, la cual al entrar en ella, su olor, su dulce olor captaron todos mis sentidos. La posé lentamente sobre la cama, como si de una muñequita de porcelana se tratase. Me tumbe a su lado, contemplándola, contemplando su profundo sueño, su continua y cálida respiración, contemplando la suavidad de su piel. Pase mis manos por su rostro, su suave rostro. Me duele, estoy dolido, mucho, a quien pretendo engañar. No tengo ni idea de cómo haré para poder mirarla a la cara, o sencillamente para poder hablarle, no sé nada. Solo sé, que a mi pesar, a pesar de todo, a pesar de querer dejar de amarla, de querer despreciarla o de querer ignorarla, no puedo, porque ella y yo, somos dos polos opuestos, dos almas demasiado diferentes, pero, los opuestos se atraen, formando así el equilibro que nuestras almas anhelan. Y así, es como a acabado esta noche, esta noche que iba a ser especial para ambos, a acabado en desastre, ha acabado sin ese baile que prometí, sin ese baile que ambos deseábamos, sin ese baile tan especial para mí, sin ese baile el cual la Luna, iba a volver a ser testigo una vez más de mi amor hacia ella, nuestro amor.
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